
¿Cuál es la mejor técnica de memorización: activa o pasiva?
Nuestro cerebro es un formidable aliado a la hora de memorizar información importante para nosotros. Pero no es infalible, y memorizar es un proceso complejo. Hay muchas técnicas de memorización que pueden utilizarse para recordar una lección. Según el método que se elija, se memoriza de forma activa o pasiva. Pero ¿cuál es la diferencia entre estos dos tipos de memorización? ¿Es una de estas técnicas más eficaz que la otra?
¿Cómo funciona la memorización?
Memorizar es un proceso de adquisición y dominio de la información.
Comprende 3 etapas:
- Codificación: cuando recibes una nueva información, en función de tu atención y concentración, tus sentidos la registrarán. Se trata de una memorización a corto plazo.
- Consolidación: es el proceso que permite que un recuerdo pase de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. La información registrada se consolida y es considerada “importante” por el cerebro, que la mantendrá en la memoria durante más tiempo.
- Recuperación: es el proceso que permite recordar con éxito la información aprendida.
Estas 3 fases son necesarias para una buena memorización. Pero, como habrás comprendido, hay varias dificultades que pueden interferir en este proceso: la falta de atención, la desmotivación y la incapacidad de recordar tus lecciones durante los exámenes por la ilusión de aprender.
Entonces, ¿cómo puedes sortear estas dificultades? ¿Qué técnicas debes utilizar para potenciar tu memoria?
Memorización activa y pasiva: ¿cuáles son las diferencias?
Como su nombre indica, la memorización activa se basa en técnicas de repaso dinámicas que te ponen en acción y te piden que pienses. Los métodos de repaso activos implican un esfuerzo por tu parte para recordar la información almacenada. Por ejemplo, hacerse preguntas y responderlas sin mirar el curso, practicar la explicación del curso a alguien, etc. Esto funciona porque reutilizas la información que has aprendido reformulándola con tus propias palabras y respondiendo inconscientemente a tus propias preguntas sobre las lecciones.
Por el contrario, la memorización pasiva se basa en métodos como la lectura, el subrayado de las lecciones, la escucha, etc., todo ello de forma pasiva. Utilizando estos métodos, almacenarás la información, pero no la consolidarás. Podrá retener a muy corto plazo y familiarizarse con los conceptos de su curso, pero no más. Sin un mayor esfuerzo por su parte, esta información se olvidará rápidamente.
Peter C. Brown, Henry L. Roediger, Mark A. McDaniel, autores de “¡Mételo en la cabeza! Learning Strategies in the Light of Cognitive Science”, señalan que el aprendizaje intenso y pasivo justo antes de un examen no es eficaz para lograr un dominio duradero de los conocimientos. Cuando el aprendizaje requiere más esfuerzo, es más importante y dura más tiempo. Por lo tanto, las técnicas de repaso activo deben utilizarse en combinación con repasos frecuentes a intervalos regulares para reactivar la memoria.
¿Cómo aplicar los métodos de repaso activo?
Ahora que sabes que debes ser activo para mantener las lecciones frescas en tu mente, te preguntarás cómo poner en práctica este consejo. Aquí tienes algunos ejemplos concretos de cómo aplicar la memorización activa a tu repaso:
- Utiliza tarjetas de memoria:
¿Conoces estas pequeñas tarjetas horizontales que permiten escribir una pregunta en el anverso y su respuesta en el reverso? Muy utilizadas en Estados Unidos, permiten dividir las lecciones en preguntas. El principio básico es el siguiente 1 concepto = 1 flashcard. Una vez que hayas confeccionado tus tarjetas a mano, ponte a prueba mirando el anverso e intentando encontrar la respuesta sin mirar el reverso. A continuación, comprueba la respuesta. Para saber más, lee nuestro artículo completo sobre las tarjetas para memorizar.
- Prueba el método de la hoja en blanco:
También conocido como el método de la hoja en blanco, esta técnica te invita a memorizar la lección siguiendo 5 pasos sencillos pero eficaces cuando se combinan:
- Comprender: intenta sumergirte en la lección. De verdad. Investiga para completar tu comprensión de los conceptos si es necesario.
- Decir: reformular la lección oralmente. Esto le permitirá hacerla suya utilizando sus propias palabras.
- Cubrir: Esconde tu lección y toma una hoja de papel en blanco.
- Escribir: En esta hoja en blanco, escribe todo lo que recuerdes de tu lección, sin intentar hacer algo estético.
- Comprueba: Compara lo que has escrito con tu lección. Utilizando un bolígrafo de color diferente al que has utilizado anteriormente, completa y corrige lo que has escrito. Repítelo tantas veces como sea necesario hasta que domines todo el curso.
¿Quieres probar este método? Lee nuestro artículo completo sobre el método Blurt.
Hay toda una serie de otras técnicas activas: mapas mentales, preguntas entre amigos. Depende de ti encontrar la que más te convenga. Y para ello, nada mejor que probarlas. Ya verás, ¡probarlas es adoptarlas!